Cuando los pueblos enterraron al ALCA (+Audio y Fotos)

El 4 de noviembre de 2005, durante la III Cumbre de los Pueblos, celebrada bajo una persistente lluvia en el estadio marplatense, el líder de la Revolución Bolivariana resumía lo sucedido al afirmar que se había sepultado el ALCA, «pero eso no significaba que estaba muerto el capitalismo».

Durante el encuentro popular, que sesionó paralelo a la Cumbre de las Américas, varios líderes de la región, entre ellos el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, se unieron para rechazar las intenciones de Estados Unidos de convertir a toda la región en un satélite de su política mediante el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA).

El mandatario venezolano denunció que «el ALCA lo que buscaba era consolidar el poder económico de las grandes transnacionales y de las élites que han dominado estos países durante mucho tiempo».

En aquella histórica Cumbre de Mar del Plata, la forma en que se desterró ese engendro neoliberal fue una muestra enorme de la capacidad de los pueblos para articularse y vencer.

La imposición del Área de Libre Comercio para las Américas no fue posible; sin embargo, en todo el período transcurrido desde el entierro del ALCA la potencia hegemónica dio claras evidencias de no desistir de sus objetivos.

Hoy se despliega una fuerte contraofensiva de la derecha en América Latina y el Caribe para derrocar a los gobiernos progresistas. Para retomar la ofensiva de los movimientos y partidos de izquierda es indispensable la consolidación de los actuales procesos de cambio, lo cual requiere ir más allá, profundizando las transformaciones sociales en marcha.

Importantes retos se evidencian para las fuerzas populares de la región ante los persistentes intentos de las oligarquías, la derecha más reaccionaria y sus aliados externos, para hacer retroceder las conquistas ganadas por la izquierda latinoamericana y caribeña.

Debemos recordar que al iniciar la década de los noventa del siglo XX, mientras la izquierda internacional asistía al derrumbe del socialismo en la Unión Soviética y Europa del Este; en América Latina representantes de partidos y movimientos sociales, impulsados por el luchador brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el Comandante Fidel Castro, crearon un espacio de diálogo dentro de la diversidad, pero apostando a la unión y la integración, lo que se convirtió en el Foro de Sao Paulo, que en 1993 realizó su IV encuentro en La Habana.

En la clausura de la cita en la capital cubana, en el contexto de una situación compleja para el país, el líder de la Revolución, Fidel Castro, decía: «…qué menos podemos hacer nosotros y qué menos puede hacer la izquierda latinoamericana para crear una conciencia a favor de la unidad, eso debería estar inscrito en la banderas de la izquierda. Con socialismo o sin socialismo. Aquellos que piensen que el socialismo es una posibilidad y quieran luchar por el socialismo… pero aún aquellos que no conciban el socialismo, aún como países capitalistas, ningún porvenir tendríamos sin la unidad y sin la integración».

Años después de la fundación del Foro de Sao Paulo, creado en Brasil, en 1990, la izquierda latinoamericana llegó al gobierno en varios países de la región. Entonces fue mayor el desafío de profundizar los procesos de cambios, porque los gobiernos populares heredaron una estructura social, política e ideológica que no fue construida para los pueblos.

Un elemento esencial es la defensa de los mecanismos de concertación y cooperación como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA TCP), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC).

La izquierda latinoamericana vive un momento crucial y es hora de una nueva oleada para profundizar el largo recorrido por los caminos de la emancipación.

El desafío no es nada fácil. Tampoco lo fue para grandes líderes de la región como el Comandante Hugo Chávez, quien todavía nos emociona con la emblemática frase pronunciada el 4 de noviembre de 2005: «Hemos traído una pala (…) porque aquí en Mar de Plata está la tumba del ALCA».

«¡Alca, Alca, al carajo!» Las estremecedoras palabras del líder de la Revolución Bolivariana se quedaron para siempre en la historia de la resistencia de los pueblos latinoamericanos.

Escuche este reporte especial en audio realizado por la periodista Angélica Paredes López, de Radio Rebelde:

 

 

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