El Boletín

Cuenta con una característica que le confiere singularidad: Se trata de poder asumir la máxima inmediatez en un momento determinado, y su espacio puede y debe ser vehículo idóneo para transmitir informaciones importantes y de gran connotación sin que haya necesidad de esperar por el noticiero. Es decir, el boletín asume la primacía de la información aunque ésta sea ampliada en el espacio informativo más próximo a él.

Es por ello que debe ser eliminada la práctica nociva de subestimarlo considerando la posibilidad errónea de «guardar» la noticia para el noticiero. Y digamos algo más en este sentido utilizando un breve ejemplo: Triunfo demoledor de Cuba ante pretensiones de EE.UU. para invalidar la Resolución que exige el cese del bloqueo. Tal noticia merece, dada su gran importancia, que de inmediato la radio brinde la información, aún cuando se esté transmitiendo un programa grabado. Se corta, se da la información en vivo en solo pocos segundos y se continúa con el programa que estaba en el aire, lo que en la práctica funcionaría como un micro boletín.

Este programa requiere que sus noticias cuenten con una redacción particular que la distinga de las informaciones que habitualmente se redactan para otros espacios informativos, pues mientras que en estos últimos se tratan con mayor amplitud y detalles, en el boletín únicamente se hace referencia a los elementos medulares.

También, y con independencia de su breve duración, es necesario aplicar los recursos técnicos y artísticos propios del medio con la finalidad de dotarlo de brillantez, agilidad, fluidez y dinamismo, sin que se incurra en lamentable espectacularidad indebida.

Por supuesto, el ritmo de locución debe estar en consonancia con las peculiaridades anteriores, y el tono es –como en el caso de un noticiero- sobrio, respetuoso y cercano, sin estridencia ni lentitud extrema.

Como en otros espacios informativos, el boletín también debe responder, principalmente, a su entorno específico, según sea municipal, provincial o nacional.

Autor