Encabezan Raúl y Díaz-Canel Marcha de las Antorchas

El General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución cubana, y el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez encabezaron en La Habana la Marcha de las Antorchas, en ocasión del aniversario 170 del natalicio de José Martí Fue una jornada especial pues se cumplieron 70 años desde que Fidel, junto a la Generación del Centenario, protagonizara la primera Marcha de las Antorchas que otra vez se iluminaron como homenaje al más universal de los cubanos. Desde la histórica escalinata de la Universidad de La Habana hasta la Fragua Martiana, jóvenes cubanos ratificaron que siempre serán leales e invencibles seguidores del Apóstol, como afirmara el Comandante en Jefe. Cuba homenajea al Héroe Nacional, el hombre más puro de la raza como lo llamó Gabriela Mistral; otra vez nos convocó Martí, escudo invulnerable de nuestra historia. 

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Martí, un camino para salvar lo que merece ser salvado

Vivimos en un mundo de constantes, cambiantes y renovadas crisis. No es en absoluto una visión catastrofista o basada en un pesimismo crónico del que bajo ningún concepto me declaro militante, sino una realidad a la que, lejos de temerle, toca seguir haciendo frente como concepto primario de supervivencia. Crisis económicas y políticas generan, a su vez, crisis sociales y son, en definitiva, un amasijo de inestabilidades que complejizan sobremanera los esfuerzos globales de paz, entendimiento, colaboración y respeto a las soberanías nacionales. Lógicamente, esos procesos convulsos que parecieran, por su frecuencia y variabilidad, explosiones espontáneas, no lo son en absoluto. Si bien es cierto que, para bien o para mal, generan cambios, también lo es que siempre existe un alguien al que le convienen, un alguien que se beneficia de ellas, y las convierte en su proyecto particular de realización. Si en el título de este texto se hace referencia a Martí, por qué iniciar entonces con tales reflexiones que, aparentemente, nada tienen que ver con el Apóstol. La razón es muy sencilla. Primero, y más importante, porque Martí tuvo la visión de desenmascarar a tiempo a uno de esos actores tristemente célebres a los que, como a ningún otro, convienen ciertas crisis, al punto de convertirse en notables impulsores de ellas. A veces de forma solapada e hipócrita pero, a la altura del siglo XXI, con el mayor descaro y cinismo que alguien pudiera imaginar. La segunda de esas razones pasa por un tamiz mucho más delicado, y viene a constituirse, precisamente, en el objetivo esencial de estas reflexiones. LA CRISIS DE LOS PARADIGMAS Hay un lado mucho más oscuro tras las incesantes convulsiones de las sociedades modernas, que es difícil observar a simple vista. Un proceso lento, que transcurre agazapado tras la violencia, las sucesiones de poder …

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