La proeza de vencer

Sesenta y cuatro eneros han transcurrido desde aquel primer día del primer mes del año en que triunfó la Revolución. De entonces, Cuba se ha erigido en hazaña refrendada, en un pueblo irrepetible, pero imitable. Muchas han sido las experiencias, grandes los logros, innumerables los obstáculos, fuertes los retos: presentes aún los sueños. Prácticamente no hemos tenido ningún año exento de aprietos, pero como tantos otros también han devenido verdaderos desafíos para la confianza del pueblo y su fidelidad a la Revolución. Y aunque nuestra sociedad no es perfecta, si tenemos la fibra suficiente para perfeccionarla en su acaecer. A pesar del bloqueo y las restricciones financieras que nos obligan a realizar ajustes en los planes de la economía, nos repensamos para bien de la nación. Empeños cruciales Despegar, económicamente hablando, demanda, entre otras cosas, un aumento de la inversión extranjera y un comercio fluido, por lo que aun debemos sortear lances y no dejar de centrar la mira en las insatisfacciones que mellan el sentir diario y para lo cual debe haber respuesta oportuna a cada problema de la ciudadanía, por más variantes que contengan, porque estas nacen de nuestros deseos de consolidarnos y prosperar. Sin apurar el andar, la decisión es seguir construyendo un Socialismo próspero, sostenible e irreversible. Motivados, celebramos el nuevo aniversario de la Revolución, y aunque no tenemos a Nuestro Fidel al lado, su ejemplo e infinita sabiduría, nos acompañan. Al esfuerzo sumado del año que concluyó, eslabón de otros tantos que signan la epopeya cotidiana del pueblo, se une la voluntad de perpetuar los objetivos de justicia y libertad defendidos por la Revolución.

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Eslabones radiales que hacen la historia

La radio fundacional cubana se nutrió de las matrices comunicativas y culturales más arraigadas en nuestra sociedad; entre las que destacan el periodismo impreso, la comunicación, la literatura, la poesía y las artes escénicas. La música vocal e instrumental protagoniza los espectáculos inaugurales de la fundadora 2LC (de Luis Casas Romero) y de la planta PWX (propiedad de la Cuban Telephone Co., logrando  niveles de excelencia en las interpretaciones vocales de Rita Montaner Facenda y de orquestas como la dirigida por el propio Luis Casas Romero. Desde entonces, pregonando su fecundidad y calidad, nuestra radiofonía enalteció las más disímiles modalidades musicales expresadas en muchos proyectos o prácticas mediáticas. Desde los años cuarenta del siglo pasado algunos sucesos mediáticos potenciarían la difusión de la música más elaborada y de la creación lírica. El sistema radiofónico nacional -entonces un bloque compacto de emisoras con  perfil generalista con variado poderío económico o supremacía tecnológica; comienza a cambiar: En 1939, el Ejército nacional crea con fines educacionales propios  la emisora CMZ. Años después,  la transfiere a la Dirección de Cultura del Ministerio de Educación que la convierte en escenario privilegiado de disciplinas y artistas notables como Mario Orlando Romeu Gonzales y Ernesto Lecuona; la soprano Iris Burguet con la operística europea, Alejo Carpentier y su revolucionaria dramaturgia radial, el teatro, la cancionisdtica  criolla de las Hermanas Lago y la ejecución en tiempo real de nuestras mejores orquestas -charrangueras o sinfónicas-. Esta primera planta cubana especializada en el arte y la cultura deviene semilla que germinaría en el futuro. En 1943, los hermanos Mestre Espinosa arriban a la dirección general de CMQ Radio -entonces una de las cadenas nacionales más populares- y con su gestión ulterior, revolucionan sus prácticas mediáticas. Ejemplos: La creación sucesiva  de dos emisoras especializadas (Radio Reloj. Información y anuncios. 1947) y …

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El difícil y heroico camino de 64 años

Cuando la Revolución triunfante celebra sus 64 luminosos años, el camino duro y cargado de peligros recorrido hasta hoy corrobora la certeza de aquellas proféticas palabras pronunciadas entonces por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, ante el pueblo cubano y sus tropas rebeldes con las banderas y los fusiles de la victoria en alto. «Creo que es este un momento decisivo de nuestra historia: la tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y, sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil». Lo alertado tanto el mismo 1ro. de enero de 1959 en Santiago de Cuba, como siete días después, tras la entrada en La Habana de la Caravana de la Libertad, fijaba, además, ese principio que lo acompañaría toda la vida como el primer deber del revolucionario, decirle la verdad al pueblo. Era evidente en ambas intervenciones que ese único compromiso adoptado con el sufrimiento de los cubanos, enunciado en La historia me absolverá, y con los hermanos caídos a lo largo de la lucha, en nada agradaría a los oligarcas y burgueses, y mucho menos al vecino del norte. Además, así como la guerra no se había ganado de un día para otro, tampoco en un abrir y cerrar de ojos podrían resolverse las angustias de los cubanos, causadas por el problema de la tierra, el de la industrialización, la vivienda, el desempleo, la educación, y la salud. Desde el primer día, para que no quedasen dudas de los grandes desafíos por enfrentar, aquel mismo 1ro. de enero de 1959, se quiso escamotear la victoria mediante un golpe de Estado militar orquestado con la participación de la Embajada de Estados Unidos, y que fue abortado por el Ejército Rebelde …

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Un monumento erigido a la esperanza

Lo supo Martí, con ese pensamiento cuyo alcance trascendió barreras temporales: era imprescindible liberar a Cuba, para contener el avance imperialista sobre los pueblos de América. Esa seguridad martiana perduró, y devino esperanza certera, sueño latente, ineludible responsabilidad. Aquellos que le siguieron en ideales, voluntad de acción y sacrificios incalculables por la Patria, también lo comprendieron y, en consecuencia, han obrado desde aquel día glorioso de 1959. Lo cierto es que, con el mérito de haber levantado una Revolución en las narices de aquellos cuya prepotencia les hace creer que, por ley divina, están predestinados a poseer lo que llaman su patio trasero, Cuba logró dos cosas esenciales: primero, demostrarles que todo el poderío económico y militar existente sobre la faz de la Tierra no puede contra la decisión de los pueblos de ser libres, de cambiar para bien el curso de su historia. Segundo: que estas lastimadas tierras de América tienen suficiente valía como para asumir el derecho de negarse al yugo, y alzar orgullosas su propia estrella. Sin embargo, el mérito de este archipiélago va mucho más allá, y quizá el término para acuñar nuestro legado, ya imperecedero para el mundo, sea, sin lugar a duda: resistencia. No solo decidimos apostar por un sistema social alternativo, humano, sino que contra todos los pronósticos de aquellos que tantas veces han puesto fechas de declive a nuestra obra, aquí estamos, batallando sin descanso contra las tempestades que nos impone nuestra digna rebeldía, y enfrascados como nunca antes en la sostenibilidad, el perfeccionamiento y la continuidad de este coloso de ideales y justicia que es la Revolución Cubana. Pero quien, como nosotros, se gana el derecho de portar una antorcha libertaria, asume con él la enorme responsabilidad de iluminar desde su ejemplo los senderos que el capitalismo neoliberal ha oscurecido; para …

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