El decano de la prensa tunera, un hombre de cariño y respeto

Por muchos años tuve la dicha de compartir quehaceres en la redacción informativa de Radio Victoria, en Las Tunas, con el periodista Luis Manuel Quesada Kindelán. Por: Ada Cristina Higuera Tur Él ya se encontraba en la recta final de su vida profesional y yo recién comenzaba en estos trajines. Una suerte que compartimos muchos del gremio al tener tan cerca a un verdadero maestro de la profesión y que otros, de cierta manera lamentan, porque se perdieron una experiencia que ahora solo viven mediante anécdotas y recuentos, quizás imaginándolo como un Quijote de tiempos modernos, paradigma por su peculiar modo de ser. A ese hombre de figura espigada, con su vestimenta modesta, retocado con su inseparable y gastada gorra, HOY solo se le ve esporádicamente por los pasillos de la emisora en su condición de invitado a importantes eventos. Cuando viene, cual visitante ilustre, resulta todo un acontecimiento entre saludos, manifestaciones de cariño y respeto. El lento, como le dicen los allegados por su manera pausada de andar y comportarse, fue corresponsal de la vieja escuela, diría yo, de los que pasaron un poco más trabajo con aquellas pesadas grabadoras, entre casetes, cintas, máquinas de escribir; de los de lápiz y libreta. No fue de celulares y redes sociales; sin embargo, en el cierre de su etapa laboral no tuvo reparos en adentrarse en la nueva era de las computadoras y la digitalización. Aunque tuvo fama de olvidadizo y distraído, su agilidad y habilidad para desempeñarse en las faenas reporteriles era extraordinaria. El Kinde dio seguimiento con maestría a los temas de la zafra azucarera, y sus comentarios hacían reflexionar, incluso, a los especialistas del sector con argumentos atinados, profundos, agudos, que aportaban valoraciones para los más diversos análisis. Fue tal su prestigio, que un criterio suyo suponía un …

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