Operación Tributo, un símbolo patrio

Las misiones militares internacionalistas en países africanos simbolizaron la gratitud de todo un país comprometido con la liberación de naciones cuyos antepasados son parte de nuestros orígenes. Lo cubano es imposible de concebir si se prescinde el componente africano, cuya mezcla transcultural con el antecedente europeo integra la raíz de la cultura y el sentimiento nacionales.

La sangre de cubanas y cubanos fecundó el suelo africano y lo hizo fructificar con la consolidación de la independencia de Angola y Etiopía, la independencia de Namibia y la total erradicación del ominoso apartheid en Sudáfrica.

El regreso de los restos de nuestros hermanos y hermanas caídos allá dio culminación a la Operación Tributo. Aquellos compatriotas, en su mayoría jóvenes, dieron un ejemplo imborrable de internacionalismo, valentía y desinterés. Son parte del más preciado recuerdo de la Patria, herederos de quienes comenzaron nuestra única Revolución en 1868 y la culminaron en 1959. Son, a su vez, la expresión más actual de correspondencia con quienes en su momento, habiendo nacido en otras partes del mundo, vinieron a suelo cubano para luchar junto a nosotros y entregar sus vidas por nuestra libertad y nuestra soberanía.

El 7 de diciembre fue el día señalado para que culminara la Operación Tributo. Un día como ese conmemoramos la caída en combate del Lugarteniente General Antonio Maceo y de su ayudante Panchito Gómez Toro. De Maceo, la intransigencia revolucionaria a toda prueba; de Panchito Gómez Toro, su condición de hijo del Generalísimo, el más alto ejemplo de internacionalismo durante el siglo pasado.

Al escoger esta fecha para dar sepultura a los restos de nuestros heroicos combatientes internacionalistas caídos en diversas partes del mundo, fundamentalmente en África, de donde vinieron los antepasados de Maceo y una parte sustancial de nuestra sangre, el 7 de diciembre se convertirá en día de recordación para todos los cubanos que dieron su vida no solo en defensa de su patria, sino también de la humanidad. De este modo, el patriotismo y el internacionalismo, dos de los más hermosos valores que ha sido capaz de crear el hombre, se unirán para siempre en la historia de Cuba”. (*)

En este día recordamos a todos los hombres y mujeres que cayeron en nuestras luchas por la independencia y aquellos y aquellas que las ofrendaron en aras de un mundo mejor. Son nuestros más cercanos paradigmas de la bravura de un pueblo miliciano que tiene presente su compromiso humanista y solidario con todos los demás pueblos del mundo, en particular con los más humildes y explotados.

Hay acontecimientos históricos que nada ni nadie podrá borrar. Hay ejemplos revolucionarios que los mejores hombres y mujeres de las futuras generaciones, dentro y fuera de nuestra patria, no podrán olvidar”. (**)

Con todos ellos nuestra Patria vibró aún más fuerte y su gloria ascendió a confines inmarcesibles. Son hoy los paradigmas inspiradores de un mismo sentimiento internacionalista, esta vez expresado en la colaboración médica, educacional y de cuantas esferas se nos solicite. Es un internacionalismo de amor que no da de lo que le sobra, sino que comparte lo que tiene con altruismo y desinterés.

Los comunistas cubanos y los millones de combatientes revolucionarios que integran las filas de nuestro heroico y combativo pueblo, sabremos cumplir el papel que nos asigne la historia, no solo como primer Estado socialista en el hemisferio occidental, sino también como inclaudicables defensores en primera línea de la noble causa de los humildes y explotados de este mundo”. (***)

Nuestros hermanos y hermanas que honramos en este aniversario 30 de la Operación Tributo hacen recordar al mundo entero la nobleza de nuestros ideales y la firmeza de nuestros principios. Con esa misma entereza viril estamos y estaremos listos a defender en el terreno que sea necesario nuestra Independencia, nuestra Revolución y nuestro Socialismo.

Tres décadas después proclamamos que somos Cuba, tenemos memoria y somos continuidad de Patria o Muerte.

(*) (**) (***) Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de la República Cuba, en el Acto de Despedida de Duelo a nuestros Internacionalistas caídos durante el cumplimiento de honrosas misiones militares y civiles, efectuado en El Cacahual, el 7 de diciembre de 1989, «Año 31 de la Revolución».

 

 

 

 

 

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