Mirar a otro lado
Usted va caminando, ve claramente que algún desalmado golpea despiadadamente a un niño y no acciona para evitarlo, entonces usted es cómplice del atropello; no le importa, simplemente, porque no es su niño.
Sitio oficial de la Radio Cubana en Internet
La Opinión
Usted va caminando, ve claramente que algún desalmado golpea despiadadamente a un niño y no acciona para evitarlo, entonces usted es cómplice del atropello; no le importa, simplemente, porque no es su niño.
Respeto para los honestos que habitan en el estado de Florida, allá también viven personas solo dedicadas al trabajo y la familia. Pero desprecio para la basura que vierte la cloaca de la contrarrevolución cubana encima de sus propios hermanos de la misma tierra y que, ni remotamente, puede exhibir un mínimo de dignidad.
Como se conoce, el caso del Julián Assange, australiano fundador y editor de WikiLeaks, y activista de Internet, constituye un claro y evidente ejemplo de arbitrariedades cometidas contra él, porque ese hombre demostró su coraje, en pleno uso de sus atributos de talentoso periodista, poner al descubierto algunos crímenes y fechorías que habitualmente comete EE.UU. como sucedió en los casos del ataque aéreo a Bagdad; Diario de la Guerra de Afganistán, Registro de la Guerra de Irak, etc que en todos los casos constituían delitos consentidos por el Pentágono.
Usted no debe preocuparse si aspira en esa gran nación a ser Presidente. Tenga confianza en sí mismo, porque en definitiva cuenta con la condición única y fundamental para serlo, es decir, poseer unos cuantos millones, ganados muy “honestamente”. Así que tranquilo. Vea que lo dicho tiene fundamentos para creerlo al apuntarle los requisitos: debe tener más de 35 años, ser ciudadano estadounidense y vivir en ese país hace 14 años… ¿qué le parece?
Existen dos grandes requisitos para aspirar a tal condición en la sociedad, y que lo respeten como tal, es decir, como se merece en una gran nación de libertad y derechos humanos. Lo primero es haber nacido en una familia acaudalada, blanca, religiosa (aunque no crea ni en su progenitora); con ansias permanentes de aumentar su caudal económico.